El movimiento del cuerpo resulta de la contracción muscular, nuestra fuerza muscular refleja la función primordial del músculo; la transformación de la energía química en mecánica para generar fuerza, trabajo y producir movimiento.
A través de la contracción sostenida o alternada, como de la relajación, el tejido muscular presenta cuatro funciones:
1. Producir movimientos corporales, los movimientos de todo el cuerpo, como caminar y correr, manejar un lápiz,
mover la cabeza, dependen de la función integrada de huesos, articulaciones y
músculos.
2. Estabilizar las posiciones corporales, las contracciones del tejido esquelético estabilizan las articulaciones y ayudan a mantener las posiciones corporales, como pararse o sentarse, mantener la cabeza
erguida a través de la contracción sostenida de los músculos del cuello.
3. Generar calor, porque el tejido muscular, al contraerse,
produce calor; este proceso se denomina termogénesis. La mayoría del calor generado por el músculo se utiliza para mantener la temperatura normal del organismo.
4. Almacenar y movilizar sustancias en el
organismo, el
almacenamiento se logra a través de la contracción de los esfínteres, los
cuales impiden la salida del contenido de un órgano hueco. El almacenamiento
temporal de la comida en el estómago, o de orina en la vejiga, es posible,
porque los esfínteres cierran la salida de estos órganos, las contracciones del músculo cardíaco bombean sangre a través de los vasos sanguíneos, también movilizan
alimentos y sustancias como la bilis, impulsan a los gametos (espermatozoides y
óvulos) por las vías del aparato reproductor.